¿Qué dijo el Cardenal Poli en San Cayetano?

Pasaron apenas 48 horas y todavía resuenan las palabras del Cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, presidió la misa principal de la fiesta en honor de San Cayetano en el santuario del barrio porteño de Liniers, donde los peregrinos dejan sus plegarias delante de la imagen del santo expuesto en el atrio del templo.

El domingo 7 día en la celebración de San Cayetano patrono el trabajo, el cardenal indicó en santuario de la calle Cuzco que “el pan que se pide para todos, el que se logra con el propio trabajo, es un clamor de justicia. Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano y poner de manifiesto las actitudes solidarias y fraternas que nos permitan reconstruir esta Argentina que nos duele a todos”.

Mario Poli explicó en su homilía que “cuando se cierran las puertas” que la gente suele golpear en procura de satisfacer sus necesidades, “se abren las puertas del santuario” de San Cayetano, el patrono del pan y del trabajo que «intercede ante el Jesús para que todos reciban las gracias materiales y espirituales que necesitan para seguir caminando»:

También expresó “Si han llegado hasta aquí es porque saben bien que, cuando se cierran las puertas que han golpeado muchas veces, se abren las puertas del santuario y se encuentran con San Cayetano, quien intercede ante el Jesús que tiene en sus brazos, para que todos reciban las gracias materiales y espirituales que necesitan para seguir caminando”.

Aludiendo al relato “del buen samaritano” leído en el Evangelio del hoy, el arzobispo pidió a los miles de fieles que participaron de la celebración eucarística que se dejen “interpelar por la parábola, capaz de poner de manifiesto las actitudes solidarias y fraternas que nos permitan reconstruir esta Argentina que nos duele a todos”.

“El ejemplo del buen samaritano nos devuelve una mirada solidaria de la realidad, no para escandalizarnos, sino para conmovernos y comprometernos. Mientras tanto, ‘suplicamos el pan de cada día’, como nos enseñó Jesús. El pan que alimenta nuestra vida y que diariamente se hace más inalcanzable a causa de la inflación asfixiante que padecemos y que genera miseria”.

El Cardenal se preguntó ¿Cómo no pensar en la cantidad creciente de hermanos y hermanas que se acercan cotidianamente a los comedores, en los adultos mayores que no pueden comprar sus medicamentos, en las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes?”, lamentó el arzobispo y acotó: “No es posible morirse de hambre en la tierra bendita del pan”, citando la letra de una canción.

También señaló “Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano –dijo el arzobispo citando al papa Francisco–. Toda otra opción termina o bien al lado de los salteadores o bien al lado de los que pasan de largo, sin compadecerse del dolor del hombre herido en el camino”.

Finalmente, el cardenal primado de Argentina animó por último a los devotos del santo del Pan y el Trabajo que cuando pasen frente a su imagen “confiemos nuestras necesidades y no olvidemos pedir por la patria de todos. Él, desde la comunión de los santos, siempre estuvo presente en los momentos difíciles de nuestra historia nacional y permanece fiel y solícito como buen samaritano atento por la felicidad de sus amigos”.