Cambian los protocolos de emergencia ante la suba de contagios por el dengue en Mataderos

En esta nueva ola de dengue que afecta a la ciudad de Buenos Aires el epicentro es el barrio de Mataderos con 42% de los casos en la Ciudad, y un pronóstico de crecimiento aun mayor. Desde el Ministerio de salud de la ciudad se decidió que no habrá testeos: los vecinos que presenten síntomas serán considerados positivos. Los otros de barrios integrantes de la Comuna 9 Liniers y Parque Avellaneda también cuentan con numerosos casos positivos.

En la época más crítica de los contagios de Covid, por la envergadura de la epidemia se asumió un nuevo criterio epidemiológico: ante la presencia de determinados síntomas, el paciente sería considerado “positivo”. Algo similar ocurre con el dengue en la ciudad de Buenos Aires, por el alza de contagios de las últimas semanas.

El Ministerio de Salud porteño tomó una decisión que en particular impacta a la población de Mataderos, donde hay un brote de dengue: siempre que no sean de riesgo, los pacientes que lleguen a un centro médico con un cuadro compatible con esta virosis (transmitida por el mosquito aedes aegypti) recibirán el diagnóstico de dengue positivo, sin pasar por ninguna prueba diagnóstica.

Hay que aclarar que no se estimula el autodiagnóstico sino que se espera que los sospechosos de dengue acudan a la guardia, donde se les debería evaluar el cuadro febril cruzado con un examen clínico y con un hemograma, que debería repetirse 48 a 72 horas después, como parte de la rutina de control de la enfermedad.

Cecilia González Lebrero, gerente operativa del área de Epidemiología del Ministerio de Salud porteño, aseguró que este cambio es una práctica común y aclaró que no pueden descartarse otros similares ante los contagios que surjan en otros barrios en las próximas semanas.
En cuanto a si se va a ampliar a otras áreas, explicó: “estamos viendo cómo se va moviendo y, a partir de eso, si tenemos la certeza de que hay una área con circulación clara de dengue, lo vamos a evaluar. Esperamos que, con las acciones que se están adoptando, podamos controlar el tema, pero, por la experiencia que tenemos de otros años, suponemos que se va a ampliar”. González Lebrero aseguró que estas modificaciones en la forma de diagnosticar se hacen “siempre que haya presentaciones en una zona en particular. La cantidad de casos que vemos en Mataderos justifica que dejemos de testear. Teníamos un porcentaje de positividad muy alto y esta es una forma de acelerar el diagnóstico definitivo, sin colapsar los laboratorios del sistema”.
Pablo Scapellato, jefe de Infectología del Hospital Santojanni, ubicado en Liniers (a dos cuadras de Mataderos), señala que “cuando el número de casos de una enfermedad infecciosa de comportamiento epidémico empieza a agruparse es lógico buscar un criterio de diagnóstico menos complejo. Con haber tenido riesgo epidemiológico, una evaluación clínica adecuada permite diagnósticar”.

Tomás Orduna, ex jefe del servicio de Patologías Regionales y Medicina Tropical del Muñiz, uno de los hospitales de referencia nacional en Infectología, recordó que “al paciente febril hay que hacerle una evaluación clínica y un hemograma, con control cada 48 horas. Una cosa es no hacer el diagnóstico específico”, es decir, no buscar la serología de un contagio en particular, y otra distinta, no evaluarlo, “algo que corresponde hacer”.
Desde ahora, la etiología (el serotipo del virus, que puede ser de cuatro tipos) solo se analizará en uno de cada veinte pacientes de Mataderos y en todos los que manifiesten un cuadro de dengue grave, tengan comorbilidades, una edad que los posicione como pacientes de riesgo (mayores de 65 o menores de un año) o sean mujeres embarazadas.

Sin embargo, Orduna enfatizó que, en la atención ambulatoria, además del hemograma y el chequeo clínico, correspondería “mandar al paciente a su casa con analgésicos y con el conocimiento verbal y escrito de todos los signos de alarma”. Esto es, dolor abdominal intenso, vómitos constantes, trastornos de los sentidos (por irritabilidad o somnolencia), hemorragia en las mucosas, tendencia a la hipotensión o “aparición de moretones, en cuyo caso la consulta tiene que ser inmediata”, apuntó Oduna.

El médico también puso énfasis en el seguimiento luego de ese primer contacto con la guardia, aun cuando parezca un cuadro leve: “Repetir el hemograma en 24 o 48 horas para ver el nivel de plaquetas, glóbulos blancos y rojos es recomendable, al menos hasta superar el período crítico de la enfermedad. Habría que hacer un promedio de tres hemogramas y, por eso, en muchos centros de salud hay una doble atención de pacientes de dengue: los de ‘primera vez’ y los de los controles”.

Para González Lebrero, “todo el año, pero en especial desde la primavera”, se trabajó en el descacharreo de los barrios más “sensibles”. Fumigar no es una medida eficaz porque mata los mosquitos pero no los huevos.

El descacharreo y uso de repelente es la única medida concreta de prevención para adoptar. González Lebrero aseguró que van “puerta a puerta, con actividades de promoción y prevención, para generar el autocuidado con repelente, descacharreo y demás medidas.
El dengue es cíclico y apareció en las temporadas 2015-2016 y 2019- 2020. Por ahora no tenemos esa dimensión de casos, por suerte”.

Entre los más de 400 casos por semana que se detectan en la ciudad de Buenos Aires predominan los serotipos 1 y 2. Tres de cada cuatro pacientes son asintomáticos, pero un segundo contagio con un serotipo diferente al primero podría revertir complicaciones grandes en la salud. Orduna opina que hay que prevenir, pero “sin generar pánico”.
“Si bien un factor que puede aumentar el riesgo de cuadro grave es la segunda infección, no es lo único que justifica un cuadro grave. Importa también la inmunogenética de cada uno. El genotipo del virus no es lo mismo que el serotipo y hay muchos subgenotipos, con sus particularidades”, aclara González Lebrero