La cueva más secreta del espionaje ilegal estaba ubicada en Mataderos

En pleno escándalo por el espionaje que se realizó durante la gestión del Gobierno de Mauricio Macri que involucra propios y extraños, desde la actual Vice presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner pasando por un sinnúmero de dirigentes políticos, periodistas, empresarios artistas y militantes sociales y personalidades de la cultura, entre otros. Un grupo que realizaba esa tarea tenía un bunker barrio porteño de Mataderos sobre la calle Pilar al 1458, entre Zelada y Zequeira, allí un grupo de agentes de inteligencia ligados al espionaje ilegal de la AFI desarrollaba su actividad clandestina e ilegal. Era un lugar especial debido a las tareas específicas que realizaba. Se trataba del más reservado del grupo de agentes de inteligencia ligados al espionaje ilegal de la AFI. También el único al que los jefes no le pedían que realizara “tareas de campo”. Jamás se levantaba de su improvisado escritorio. Su perfil técnico lo llevaba a no salir de la “cueva”, según información salida de la causa los agentes pasaban en el lugar más de doce horas por día procesando toda la información que los espías colectaban mientras hacían los seguimientos clandestinos a los principales referentes del círculo rojo argentino. Con la paciencia de un orfebre ordenaba imágenes, filmaciones y todo tipo de información que le suministraba el resto de la organización. El responsable del lugar se llama Mariano Ignacio Flores aunque muchos de sus compañeros lo denominaban “El Informatico”, persona que esta semana el juez federal Federico Villena le otorgó la eximición de prisión en una causa federal que genera un alto impacto político. Además pudo saberse que su llegada a la AFI fue extraña, Flores se encargaba de confeccionar las carpetas y archivar con orden, y buen criterio, los datos colectados. Las noticias que circulan señalan que muchas de las carpetas que terminaba de ultimar “El Informático” eran entregadas al jefe de los espías, Alan Ruíz, para sus retoques finales. Luego, la documentación clandestina llegaba directamente a la Casa Rosada. Leandro Araque, otro ex agente declaró durante tres horas ante la comisión Bicameral de Control de los Organismos de Inteligencia y reveló que actuó en distintas operaciones de seguimiento contra dirigentes políticos como Diego Santilli, Emilio Monzó o Nicolás Massot y también reconoció que se hicieron tareas de espionaje ilegal sobre el Instituto Patria y admitió que solían llevarle informes a la casa de gobierno “que eran recepcionados por la coordinadora de Documentación Presidencial, Susana Martinengo”, el denominado “El Informático” recibía mucha información de dos hackers que aún no fueron indentificados en la causa. Uno de ellos bajo el apodo de “Jony” solía enviarle datos sensibles que Flores ampliaba con una fina tarea de cyberpatrullaje. En su defensa el abogado José Vera señaló “En ningún momento hackeó a nadie. Las actividades que realizó mi cliente eran derivadas de las tareas formales que él realizaba en el ámbito del cumplimiento de sus funciones como policía. El cumplía órdenes”, aclaró el letrado. Tambienpudoi saberse que la estructura de la banda se completaba con otros espías, muchos de ellos también provenientes de las filas de la Policía de la Ciudad como era el caso de Jorge “el Turco” Sáez, un ex agente penitenciario, también estaba Facundo Melo, el abogado de barrabravas de Independiente y propio Araque, un especialista en inteligencia criminal. A los dos se les negó la eximición de prisión con lo cual no se descarta que sean detenidos en las próximas horas.