El Floresta Rugby solicita cesión de un sector del Parque Avellaneda

El club de rugby que no tiene cancha, pidió en la Legislatura por un predio de la Ciudad

El club de rugby del barrio de Floresta no tiene sede ni cancha y desde hace mucho tiempo viene solicitando que se le otorgue una parte  del Parque Avellaneda para realizar sus actividades. En la Legislatura porteña fue presentado un proyecto elaborado por diputados y responsables del club que fue tratado en la sesión

 del día de ayer en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Legislatura. El expediente propone la cesión de un sector trasero de casi dos hectáreas del Parque Avellaneda, conocido como canchas Peuser, que actualmente utilizan de manera informal para realizar los entrenamientos, en las proximidades de la autopista en la salida del parque por la calle Remedios, en el barrio de la comuna 9. En mayo pasado, un grupo de chicos del Floresta Rugby realizaron un scrum simbólico en las puertas de la Legislatura para pedir por el tratamiento del proyecto.  Según expresaron quienes impulsan el proyecto la institución trabaja con más de 200 chicos, adolescentes y algunos adultos, que provienen principalmente de barrios carenciados como el Cildáñez, el Ramón Carrillo y el 1-11-14. “Con un lugar nuestro, vamos a poder tener el doble de chicos y muchas más actividades y así no van a estar en la calle”, señaló Juan Marchetti  quien por el años 2005 dió el puntapié inicial para cumplir un sueño con un futuro grande: fundar un club de rugby en el barrio de Floresta, donde cualquier pibe, sin importar su clase social, pueda aprender este hermoso deporte y los valores que enseña, quien agregó Entrenamos en Parque Avellaneda, CABA, sin tener un predio propio, pero con jugadores, familias y amigos que nos ayudan a seguir y hacer crecer este club. Las autoridades nos requieren poder tener un predio propio para no desaparecer. Desde principios de agosto, juegan sus fechas como local en el predio de la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos (A.E.F.I.P.), en Ciudad Evita, donde tienen convenio hasta fin de año, y con posibilidad de renovar para el próximo.

Marchetti, junto con algunos amigos que creían en ese sueño, empezaron a juntar chicos a puro pulmón y poniendo plata de sus bolsillos. La tarea nunca fue fácil, pero gracias al esfuerzo de ellos y todos los que desde el principio apoyaron este proyecto, lo que en un principio parecía una tarea imposible gradualmente fue dando lugar a un movimiento deportivo y social: mes tras mes se fueron sumando muchos chicos del barrio y alrededores, pibes que pensaban que el rugby sólo lo jugaban los que tienen plata y que jamás habian tocado una guinda.
Sin apoyo gubernamental, sin sponsors ni recursos externos, y sólo contando con una cuota social mínima (que cubría el alquiler de la cancha) y lo que los padres y entrenadores podían aportar, más y más pibes se acercaban al Floresta Rugby porque ahí se les daba una oportunidad.
La sede fue cambiando de cara con los años: al principio alquilando una cancha de un club del barrio, luego en el anexo del club All Boys, luego en la plaza Monte Castro (donde llegó a haber más de 80 pibes entrenando un martes o un jueves por la noche). Tres años después de iniciado el proyecto, los entrenamientos desembarcan en la cancha 4 del Parque Avellaneda, actual sede.
Ese 2008 Floresta Rugby Club pudo inscribir en el torneo oficial de la URBA dos divisiones de las inferiores del club, lo que posibilitó al año siguiente el debut de la división superior en la cuarta división y el ingreso a la nómina de clubes invitados de la Unión. La familia del rugby y amantes de este deporte escucharon sobre este club recién formado, y en estos pocos años de historia vivimos algunos momentos destacados donde pudimos obtener un reconocimiento y apoyo en el proyecto. Por citar un ejemplo, el 10 de octubre del 2009 el San Isidro Club cedió su cancha 1 para hacer un partido a beneficio del Floresta Rugby; 51 equipos de los 80 que forman la unión de rugby de buenos aires tuvieron por lo menos un representante y alrededor de 1000 personas concurrieron a este evento. A través de los años el proyecto se sostuvo, se sostiene y seguirá siendo sostenido por la motivación pura de enseñar, de que más y más pibes aprendan lo hermoso de practicar un deporte con grandes valores morales y deportivos, donde puedan divertirse e insertarse en un grupo contenedor, donde el rugby sea el eje educativo y constructivo para su formación como individuo.{jcomments on}