Parque Avellaneda: Nota en respuesta a medios que mutilan la memoria

En una nota realizada por Judit Bellucci, Lucila Pérez Lascano y Fabio Oliva integrantes de la Mesa de Trabajo y Consenso de Parque Avellaneda dan respuesta a las notas “En plena Buenos Aires, un casco de estancia que sigue en pie” y “Lo que la modernidad no se llevó: la última estancia porteña”, publicadas

 

 en los diarios La Nación y Clarín. La nota fue publicada por el diario Tiempo Argentino y dice: En una acción quirúrgica, de esas que Marcelo Valko describe en Pedagogía de la Desmemoria como las acciones que arrancan premeditadamente partes de la historia que molestan, los dos multimedios más importantes del país decidieron, no por casualidad, desarrollar importantes notas -a doble página y color- para mostrar una parte de la historia del Parque Avellaneda que les interesa se conozca. Es por eso que integrantes de la Mesa de Trabajo y Consenso de Parque Avellaneda (Ley 1153-2003) decidimos, por acuerdo del último plenario, conformar un grupo de trabajo para dar respuesta a esa terrible acción de desprecio por la historia de la ciudad y la participación ciudadana. En los textos publicados hay algunas verdades que fueron extirpadas, partes de la historia que fueron omitidas para desproblematizar y descomplejizar la realidad, construyendo un relato ingenuo, despolitizado.

Parque Avellaneda es Memoria

El barrio Parque Avellaneda no existía hace 30 años. Sus vecinos creían que vivían en Mataderos, en Floresta o en Lugano. Los grandes medios alimentaban la confusión general. Esa falta de identidad explicaba, en parte, la fragmentación y el abandono, que encontramos los vecinos que conformamos en 1989 el Centro de Estudios Sociales y Actividades Vecinales Parque Avellaneda. Allí se inició el camino para reconstruir la historia que estaba fragmentada y que describen las notas. En primer lugar, ambos artículos omiten el reconocimiento del Parque como territorio Querandí. Los pueblos originarios que habitaban estas tierras y que fueron masacrados para fundar sobre la sangre derramada la ciudad de Buenos Aires son reconocidos y tienen un espacio en la única “Wak´a, lugar de encuentro de los pueblos originarios” que se encuentra en una ciudad. Allí se celebran el Inti Raymi, la Pachamama y hasta el año pasado por prohibición y persecución discriminatoria del Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, la feria de las Alasitas. Cabe destacar que el Parque Avellaneda no fue diseñado por Carlos Thays sino por Benito Carrasco,director de Paseos de la Municipalidadde 1914 a 1918, quien le dio la impronta que lo distingue en la ciudad. Para Carrasco los espacios libres tienen importancia “para la estética y especialmente para la salubridad de una población” y deben ser valorados por “los innumerables y valiosos beneficios que los paseos públicos reportan al pueblo”. También establecía que la tarea de la Dirección no debía “limitarse a la creación de parques y jardines, que tienen también una misión social…”. En efecto, Carrasco le dio mucha importancia a esa misión y por ello construyó instalaciones deportivas en los paseos públicos en los que se organizaban competencias tanto para trabajadores como para estudiantes. Organizó el Teatro Infantil y los Juegos Infantiles con el fin de promover “una obra de cultura, alejando y sustrayendo de los malos hábitos, de los juegos prohibidos, a infinidad de niños que hasta hace poco tiempo no conocían los beneficios ni las alegrías de las sanas prácticas”. En los parques se instalaron huertas y tambos en los que se elaboraban productos (miel, aceite de oliva, lana de oveja, leche bovina y caprina) que en parte se destinaban a las instituciones asistenciales. Todas esas huellas están presentes en el Parque, pero quizás uno de los motivos principales de La Nación y Clarín para no mencionar a Benito Carrasco es que se oponía a los megaproyectos de urbanización y a la contratación de especialistas extranjeros para la planificación de los desarrollos urbanísticos puesto que en el país había buenos profesionales y de gran capacidad. Tampoco mencionan al Concejal Antonio Zaccagnini, el primer legislador obrero, reconocido en la Escuela N° 10, que se encuentra dentro del Parque. A él se le debe la ordenanza por la que se crearon las colonias de vacaciones para niños débiles en la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires-la primera funcionó en el Antiguo Natatorio del Parque Avellaneda- y también las Bibliotecas Populares que se instalaron en las plazas públicas de la Ciudad. De la historia más reciente, nada se dice del terrible impacto de la última dictadura militar que no solo pasó su traza, sino que, además, para extremar su impacto, puso allí el peaje y las oficinas usurpando más de 10 hectáreas de espacio público y dejando una deuda ambiental que llega estos nuestros días. Parque Avellaneda es Planificación Participativa y Gestión Asociada. Ese “impulso vecinal”, que nombra al pasar Clarín en uno de los párrafos de la nota y que ignora totalmente La Nación, es la experiencia de participación ciudadana sostenida durante 30 años que recuperó al Parque Avellaneda y es reconocida en Latinoamérica. Ese “impulso vecinal” tejió una red horizontal, técnica, política y comunitaria que configura un entramado que reconstruyó el tejido social y es la base de sustentación de la experiencia. Un proyecto de participación popular que promovió una política pública novedosa y eficaz. En 1994 el CESAV junto a la red de organizaciones barriales, la red GAO y Flacso PPGA realizó las primeras jornadas para la elaboración del “Plan de Manejo del Parque Avellaneda¨. Ese documento guió los primeros pasos de la recuperación y permitió la creación original de la primera Mesa de Trabajo y Consenso como herramienta para la gestión asociada, gobierno y comunidad, del espacio público. La MTC ya tiene más 250 Plenarios ininterrumpidos en 20 años de vida, donde todos los acuerdos fueron por consenso. En Parque Avellaneda nunca se votó nada, demostrando que sobre la base de la memoria y la identidad y con una metodología adecuada se pueden construir otras formas de democracia participativa. El Plan de Manejo permitió además la recuperación del espacio público ocupado por diferentes reparticiones municipales y formuló propuestas de recuperación del importantísimo patrimonio del Parque. En 2000 se recuperó el edificio y se reinauguró la Casona de los Olivera como Sede de la Gestión Asociada y Centro de Arte Contemporáneo. Todavía resuenan en la galería de la Casona las palabras de Tito González Táboas, que en la inauguración tuvo que romper el protocolo y arrebatarle el micrófono al presidente De la Rúa, para hacer sentir la voz ciudadana que quisieron omitir los organizadores del encuentro. Un anticipo profético de lo que sucedería un año después.

La mutilación más significativa en ambas notas es no mencionar que el Parque Avellaneda tiene dos leyes promovidas por la participación ciudadana que reconocen e institucionalizan la experiencia. La Ley 1153, sancionada en 2003, es la primera ley de gestión asociada de la CABA que reconoce e instala el concepto de Unidad Ambiental y de Gestión, que declara al Plan de Manejo como elemento ordenador y a la MTC como el espacio de gestión participativa y de consenso del espacio público. En 2008, se consiguió la sanción de la Ley 3042 APH Parque Avellaneda y entorno que protege al Parque, lo reconoce como núcleo identitario regional y lo presenta como un modelo de desarrollo local alternativo.

Por último, es importante destacar que no nos sorprende el accionar de los diarios Clarín y La Nación. Ambos medios trabajan para ocultar el trabajo y los logros de los movimientos sociales y para apoyar el ubicado llevado adelante por las tres últimas gestiones del PRO en la CABA. Una violencia que busca destruir y borrar las ciudades como espacio de identidad colectiva y de convivencia. Claros ejemplos son el ocultamiento de todo el trabajo mancomunado para enfrentar la Ley de Creación de la Agencia de Bienes, que permitió transformar en negocios privados a las últimas reservas públicas de tierra urbana. La Modificación del Código de Planeamiento Urbano para borrar la memoria y la identidad de los barrios y aumentar el volumen constructivo sin atender el déficit social, con el solo fin de alimentar el apetito feroz de los especuladores inmobiliarios. Por último, mencionar el reciente desmantelamiento de la emblemática feria de libros del Parque Rivadavia y el consecuente mutilamiento del espacio verde, para la supuesta apertura de la calle Beauchef. La Nación dice: “Hoy, su edificio, restaurado y adaptado para actividades culturales, sigue estando en pie, como queriendo anunciar ‘aquí hubo una estancia’”. Nosotros decimos que si algo anuncia la Casona es que la democracia participativa es el futuro, que hay una red activa que va a seguir creciendo, una lucha que va a seguir presente defendiendo la historia, aunque intenten invisibilizarla. “En plena Buenos Aires, un casco de estancia que sigue en pie.” Susana Boragno (02/02/19) para La Nación. https://www.lanacion.com.ar/2216639-en-plena-buenos-aires-casco-estancia-sigue “Lo que la modernidad no se llevó: la última estancia porteña.” Judith Savloff (14/02/19) para Clarín.  https://www.clarin.com/arq/modernidad-llevo-ultima-estancia-portena_0_IgCN_49Nu.html“Lo que la modernidad no se llevó: la última estancia porteña.” Judith Savloff (14/02/19) para Clarín.  https://www.clarin.com/arq/modernidad-llevo-ultima-estancia-portena_0_IgCN_49Nu.html  {jcomments on}