Jorge Macri dialogó cara a cara con vecinos de Mataderos: tensiones y proyectos para el futuro del barrio
En la soleada mañana del viernes, el Jefe de Gobierno porteño Jorge Macri, acompañado por Maximiliano Mosquera Fantoni, presidente comunal de la Comuna 9, encabezó un encuentro cara a cara con vecinos y vecinas de Mataderos en la sede del club Glorias Argentinas. El evento tuvo una impronta abierta y participativa: no sólo estuvieron presentes autoridades del Ejecutivo porteño —entre ellas Leo Ricciardi (director del Cuerpo de Agentes de Tránsito), Marcelo Di Mario (Subsecretario de Integración y Desarrollo Sur), Juan Pablo Vacas (Subsecretario de Paisaje Urbano), Federico Schaer (Subsecretario de Higiene del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana), y representantes policiales—, sino también una heterogénea comitiva de residentes, colectivos barriales y actores sociales. El objetivo: debatir el presente y futuro del barrio, cuya identidad e historia están hoy en el centro de una intensa discusión pública.
El clima del encuentro, lejos de ser pasivo, evidenció la efervescencia de una comunidad que no sólo reclama ser oída, sino que también exige ser protagonista de las decisiones que afectan su entorno. Entre los asistentes más activos se destacó la representación del “Colectivo Barrio Naón”, que llevó la voz cantante de una preocupación central: la inminente construcción de torres en sectores residenciales de la emblemática zona de casas bajas.
Los vecinos y vecinas del Barrio Naón —históricamente de viviendas bajas, calles tranquilas, veredas arboladas y una fuerte vida comunitaria— expusieron con contundencia su rechazo al proyecto de construcción de edificios en altura sobre terrenos de la Avenida Emilio Castro, puntualmente en el predio de Vialidad Nacional. Señalaron el riesgo de convertir una zona tradicional y apacible en un “corredor de torres”, alterando para siempre la fisonomía y la calidad de vida en el barrio.
Las preocupaciones exceden lo meramente estético o paisajístico. Los representantes barriales argumentaron que el impacto de las torres no solo implicaría un “aumento desmedido de la densidad poblacional”, sino que agravaría problemáticas ya latentes: “Nuestros servicios de agua, luz y gas son deficientes. Hoy se permiten edificios de planta baja y primer piso, y ya así tenemos cortes de suministro frecuentes. Imaginen con edificios de 15 pisos”, expresó una vecina visiblemente molesta.
La discusión se adentró también en cuestiones ambientales y sociales. “Estos proyectos dejan en evidencia el interés de unos pocos, no de los vecinos”, subrayó una integrante del colectivo vecinal en declaraciones recogidas durante la asamblea. Temen que la llegada de torres provoque problemas de sombra, viento, alteraciones severas del paisaje urbano y, sobre todo, pérdida de la intimidad y la tranquilidad que define a Naón. El ejemplo de otras zonas afectadas por desarrollos inmobiliarios desmedidos fue eje de los testimonios: “Hace años no hay suficiente agua para todos, ni hablar de los cortes de luz. La luz natural dejó de existir para muchas casas, el ruido es constante, y los estacionamientos, un caos”, puntualizó otra residente.
La comunidad subrayó también la falta de diálogo y participación verdadera en la toma de decisiones, advirtiendo que la consulta a los ciudadanos ha sido insuficiente. Como parte de su resistencia, presentaron un petitorio en la Legislatura porteña con más de 400 firmas recolectadas en una semana, solicitando frenar el avance de las torres y defender un modelo de ciudad más participativo, justo y respetuoso de la historia e identidad barrial.
Durante el evento, Jorge Macri se pronunció a favor de una gestión más “abierta”, con presencia directa en los territorios y escucha activa. “Escuchamos el mensaje de los vecinos: vamos a ordenar, reformar y modernizar lo que haga falta para estar más cerca y cuidar mejor. El orden es, antes que nada, una decisión política”, subrayó el Jefe de Gobierno en consonancia con los lineamientos estratégicos de su gestión: seguridad, limpieza, salud, educación, renovación urbana y modernización del Estado.
En este sentido, Macri remarcó que la Ciudad impulsa obras de revitalización para mejorar el espacio público en sectores emblemáticos como el casco histórico de Mataderos. El gobierno porteño comenzó una intervención sobre más de 12.000 metros cuadrados incluyendo un nuevo corredor verde sobre la Avenida de los Corrales y una profunda remodelación de la Plazoleta El Resero. Estas obras contemplan incorporar 1.044m² de nuevas áreas verdes, 44 luminarias peatonales de estilo clásico, 16 bancos, restauración de aceras y readoquinado, y la plantación de 17 árboles y especies ornamentales diversas como parte del esfuerzo por recuperar el valor patrimonial y ambiental de la zona. “La identidad cultural hace única a la Ciudad, por eso la defendemos con planes de obras y mejoras. La Ciudad es de los vecinos” sostuvo Macri, destacando la importancia de “apreciar las tradiciones argentinas”.
El debate sobre la transformación de Mataderos no es nuevo, pero la coyuntura actual lo ha vuelto más urgente. Por un lado, el Ejecutivo propone una mejora integral que busca modernizar la infraestructura urbana sin perder de vista la historia y cultura local. Por el otro, los vecinos alarmados por proyectos que consideran desmedidos y poco dialogados, reclaman protección para el perfil bajo y humano que caracteriza a su barrio.
Mientras que desde el oficialismo se insiste en que las obras públicas y los espacios verdes fortalecerán el atractivo turístico y la calidad de vida, el colectivo vecinal sigue en pie de lucha para evitar lo que consideran una “pérdida irreversible” del espíritu de Naón y Mataderos. Su consigna es clara: “No a las torres, sí a un urbanismo con escala humana, con verde, con historia y con comunidad”.

