Ricardo Merlo: Futbol, política desde Mataderos pasando por Malvinas y llegando a Italia

Nacido en Argentina oriundo del barrio de Mataderos actualmente vive Roma. Dejó su carrera de futbolista por la guerra de Malvinas, estudió Ciencia Política, entró al parlamento y fue funcionario italiano. Es Senador por Italia en el exterior y fue vicecanciller.

Nació y creció en el porteño barrio de Mataderos. Cuando era chico militó en el asociacionismo del voluntariado italiano católico en Argentina. Ese fue su comienzo en la política, que intercalaba con entrenamientos en All Boys y en la selección sub20. Estuvo en la lista de los 40 preseleccionados antes del mundial juvenil de Australia de 1981. Entrenó con, por ejemplo, Oscar Ruggeri. No quedó en la lista del mundial, pero no bajó los brazos y llegó a debutar en primera. Después llegó la guerra de Malvinas, y cambió su vida y la del país.

Antes de la guerra iba a entrenar y también estudiaba. “Hice trece meses de servicio militar, salí el 5 de marzo de baja y el 2 de abril tomaron la isla. Me llamaron”. Estuvo en el continente, no llegó al frente, pero fue una experiencia traumática. “A partir de ahí yo estudiaba derecho, antes de entrar al servicio militar, y me cambié a Ciencias Políticas porque no entendía como tres personas habían decidido llevar a un país a una guerra”. Ricardo se toma un café mientras habla. Los cafés en Italia son diferentes a los de Argentina: más fuertes, más intensos, más pequeños.

“No entendíamos que pasaba, éramos chicos teníamos 18 años. Hubo amigos que no volvieron de la isla”, comenta. Ese año, en España, Diego Maradona usará por primera vez la camiseta número 10 de la selección argentina, después vendrá México y el partido con Inglaterra. A Merlo se le cortará la carrera como futbolista por culpa de la guerra y el sufrimiento que provoca. El periplo militar de la dictadura lo obligaron a dejar su dieta y entrenamiento de deportista: aumentó ocho kilos y no pudo recuperarse ni física ni psicológicamente para volverla futbol. Jugaba de ocho. La política fue su salida, la del país también.

Llegó la primavera alfonsinista. Vivir eso y estudiar Ciencia Política lo hicieron agradecido de la democracia: “uno valora tener un parlamento con personas electas que de un día para el otro no toman una decisión de ir a una guerra. Sufrimos mucho, somos una generación que sufrió la adolescencia con la dictadura militar con una represión moral absoluta. En todos los sentidos, no podíamos leer libros, nos teníamos que cortar el pelo casi como si estuviésemos en el servicio militar. A la noche no nos podíamos reunir diez personas porque venían y por ahí te llevaban”.

Entre finales de los ochenta y los noventa se dedicó al periodismo y a la militancia de las distintas organizaciones italianas. El salto lo dio en 2006 cuando fue elegido representante de la América Meridional por el partido de Asociaciones Italianas en Sudamérica. En 2007 fundó su partido, Movimiento Asociativo Italianos en el Exterior. Entró al parlamento italiano y no salió más. La política italiana es un juego de palacio donde el que gana las elecciones no necesariamente es presidente del Consejo de ministros. Desde el 2000 hubo diez ejecutivos, dos de ellos estaban fuera del Parlamento.

Los números de participación electoral han bajado. “Hay una desilusión, y además, hay que cambiar algunas cosas del sistema. En el caso de Italia los ciudadanos votan solo parlamentarios y después sale cualquiera primer ministro”, explica. Mario Draghi es el actual presidente del Consejo de Ministros, fue designado por Sergio Mattarella, el presidente. Italia es una República Parlamentaria, hay presidente, pero el poder ejecutivo está con el primer ministro.

Ricardo Merlo tuvo un papel preponderante en el gobierno anterior, Giuseppe Conte, fue viceministro de Relaciones Exteriores. Durante su gestión logró construir un Consulado en Montevideo, donde hay 130 mil italianos. También pudieron abrir otro consultado en Gran Bretaña. Había planificado uno para Argentina, pero el cambio de gobierno no continuó con su política.

“Draghi es un hombre que viene de los bancos, de la burocracia europea, tiene una visión diferente. Nosotros cuando estábamos en el gobierno veníamos de la base. Entonces nos ocupábamos y las cosas funcionaban mejor. Ahora las prioridades del gobierno son otras y los italianos en el exterior no son prioridad”, explica en una extensa nota de Info cielo